El tiempo en la Edad Media⌛
Bienvenidos a la sección del Tiempo en la de Edad Media, esta parte de la página trata, como bien hemos dicho antes, sobre el tiempo, aquí os explicaremos cómo se medía el tiempo, que hacían en cada mes respecto a la cosecha, en que se fijaban para saber en qué momento del día se situaban...
Si quieres descubrir más sobre este tema, lee nuestro artículo y recuerda hacer la actividad para comprobar que has estado atento a lo que has leído.
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En la Edad Media la forma de medir el tiempo estaba relacionada con el cambio de las estaciones porque estas marcaban el calendario agrícola y con las fiestas religiosas.
¿Os preguntaréis qué es un calendario agrícola?
Pues es una forma de medir el tiempo de acuerdo a las tareas que hay que desarrollar en el campo, por ejemplo: la siembra, la poda, la recogida de la cosecha etc… Recordad que la agricultura era el trabajo que hacía la mayoría de la gente, por eso era tan importante.
Cada una de estas tareas se hacía en una estación concreta del año y las fiestas religiosas se colocaban para marcar el inicio o final de las estaciones. Por ejemplo, el solsticio de invierno coincide con la Navidad y la etapa en que la tierra se preparaba para la siguiente cosecha, y el de verano con la fiesta de San Juan que marca el inicio de la recogida de la cosecha.
Otra fiesta muy popular era la celebrada el 15 de Agosto, día de la Virgen de la Asunción que servía para celebrar que se había terminado de recoger la cosecha. Aquí en Jumilla era especialmente importante porque esta Virgen es la patrona del pueblo.
Para que os hagáis una idea este sería un buen ejemplo de calendario agrícola
¿Os preguntaréis qué es un calendario agrícola?
Pues es una forma de medir el tiempo de acuerdo a las tareas que hay que desarrollar en el campo, por ejemplo: la siembra, la poda, la recogida de la cosecha etc… Recordad que la agricultura era el trabajo que hacía la mayoría de la gente, por eso era tan importante.
Cada una de estas tareas se hacía en una estación concreta del año y las fiestas religiosas se colocaban para marcar el inicio o final de las estaciones. Por ejemplo, el solsticio de invierno coincide con la Navidad y la etapa en que la tierra se preparaba para la siguiente cosecha, y el de verano con la fiesta de San Juan que marca el inicio de la recogida de la cosecha.
Otra fiesta muy popular era la celebrada el 15 de Agosto, día de la Virgen de la Asunción que servía para celebrar que se había terminado de recoger la cosecha. Aquí en Jumilla era especialmente importante porque esta Virgen es la patrona del pueblo.
Para que os hagáis una idea este sería un buen ejemplo de calendario agrícola
Bueno hemos hablado del calendario agrícola y las fiestas religiosas que marcan los cambios de estación pero, ¿qué pasaba con las horas del día?
¿Quién o qué marcaba el paso de las horas del día?
El sol era la referencia para marcar las horas del día. ¡Todos hemos visto algún reloj de sol en el muro de algunas iglesias!, ¿verdad? Pero como la gente no tenía relojes y no podía ir a cada momento a mirar el reloj de sol más cercano, eran las campanas de las iglesias las que señalaban el paso de las horas.
Eso se conoce con el nombre de horas canónicas. Las horas canónicas son una división del tiempo empleada durante la Edad Media en la mayoría de las regiones cristianas de Europa, y que seguía el ritmo de los rezos religiosos de los monasterios. La salida del sol era la señal del comienzo y su puesta el final.
Las horas canónicas eran las siguientes:
En los monasterios medievales las horas canónicas se seguían de forma muy estricta para organizar la vida y los rezos de los monjes.
El resto de la población en principio se levantaba al alba y se acostaba al anochecer, que era el tiempo que duraba la actividad en el campo. En invierno el trabajo comenzaba a las 8 o las 9 y terminaba a las 5 o las 6 de la tarde; en verano se iniciaba a las 5 de la mañana y concluía a las 7 o las 8 de la noche. En los pueblos el toque del Ángelus a mediodía señalaba un punto en torno al cual podían estructurarse los quehaceres diarios. El desayuno se tomaba hacia la hora de tercia; la comida, más copiosa, entre sexta y nona; la cena tenía lugar entre vísperas y completas.
Resumiendo, como habéis podido ver la vida en la Edad Media estaba muy condicionada por las tareas del campo y la religión.
¿Quién o qué marcaba el paso de las horas del día?
El sol era la referencia para marcar las horas del día. ¡Todos hemos visto algún reloj de sol en el muro de algunas iglesias!, ¿verdad? Pero como la gente no tenía relojes y no podía ir a cada momento a mirar el reloj de sol más cercano, eran las campanas de las iglesias las que señalaban el paso de las horas.
Eso se conoce con el nombre de horas canónicas. Las horas canónicas son una división del tiempo empleada durante la Edad Media en la mayoría de las regiones cristianas de Europa, y que seguía el ritmo de los rezos religiosos de los monasterios. La salida del sol era la señal del comienzo y su puesta el final.
Las horas canónicas eran las siguientes:
- Maitines: antes del amanecer.
- Laudes: al amanecer
- Prima: primera hora después del amanecer, sobre las 6:00 de la mañana
- Tercia: tercera hora después de amanecer, sobre las 9:00
- Sexta: mediodía, a las 12:00 después del Ángelus.
- Nona: sobre las 15:00, Hora de la Misericordia.
- Vísperas: tras la puesta del sol, habitualmente sobre las 18:00.
- Completas: antes del descanso nocturno, las 21:00.
En los monasterios medievales las horas canónicas se seguían de forma muy estricta para organizar la vida y los rezos de los monjes.
El resto de la población en principio se levantaba al alba y se acostaba al anochecer, que era el tiempo que duraba la actividad en el campo. En invierno el trabajo comenzaba a las 8 o las 9 y terminaba a las 5 o las 6 de la tarde; en verano se iniciaba a las 5 de la mañana y concluía a las 7 o las 8 de la noche. En los pueblos el toque del Ángelus a mediodía señalaba un punto en torno al cual podían estructurarse los quehaceres diarios. El desayuno se tomaba hacia la hora de tercia; la comida, más copiosa, entre sexta y nona; la cena tenía lugar entre vísperas y completas.
Resumiendo, como habéis podido ver la vida en la Edad Media estaba muy condicionada por las tareas del campo y la religión.